Thursday 2 November 2017

Viajar, para qué?

Viajamos, sí... pero... para qué?
Para encontrar o para encontrarnos? Y si no es ninguna de ellas?
O puede que las dos sean correctas?

Mi ansia de no se qué me llevó a buscar. Buscar qué?
Ni idea.
Bueno, a lo mejor sí. Todo. Lo quería todo.
Eso me pasaba por no tener nada.
Cuando todo lo encontré, luego me di cuenta que...
solo NADA anhelaba.

Y si con nada, ya lo tenía todo,
por qué lo busqué todo, cuando ya la tenía?



Experiencias... es lo que de verdad anhelamos.

Experiencias que llenen nuestro corazón, nuestra alma. Pero a veces no lo entendemos. Damos más fuerza y prioridad a aquello que nos han hecho creer. A lo que nos han enseñado, consciente e inconscientemente. Muchos viven en cárceles de agua y viento que obligan a nuestra luz a encerrarse dentro de nosotros. Pero a veces pasan cosas que no entendemos, que nos duelen o que nos hacen sufrir.




Cuando conseguimos que el dolor pase nos damos cuenta que con la pérdida hemos encontrado la llave que desdibuja nuestra carcel y podemos dejar que nuestra luz brille con la intensidad que necesitamos.

El viaje es necesario. Lejos o cerca, no importa. El viaje nos sirve para ver lo que es importante. Para perderlo todo y encontrar la NADA.


Edgar Tarrés Falcó
www.sonidoalquimico.com
www.mindfulkit.com

LA MEJOR TORTILLA DEL CAMINO - O CEADOIRO

 Cuando te encuentras caminando unos 22 kilómetros de media cada día, la comida se convierte en un momento muy especial. Bueno, a lo largo d...