Friday 11 May 2012

La Felicidad, una sonrisa para el cambio




“El dinero no da la felicidad, pero produce una sensación tan parecida que sólo un auténtico especialista podría verificar la diferencia.”
Woody Allen

Mucho se ha hablado, tratado, pensado y sentido en torno a este concepto tan buscado. Posturas tan diversas y dispares, como por ejemplo la de Aristóteles, que la concebía como un hábito, o el resultado de varios hábitos y virtudes; hasta otros muy extendidos que creen que cuanto más estatus, más éxito, más placer y ser más pupular mayor es el grado de felicidad. 

Estos pensamientos hacen referencia a un resultado o objetivo que conseguir.
Por otro lado, hay otra corriente cada día más extendida, que la considera como un camino; un enfoque y actitud que llevan a realizar las actividades que mejor nos hacen sentir, las que nos aportan sentimientos de plenitud, las que nos hacen esbozar una sonrisa…

Recientes estudios demuestran que a mayor edad, las personas nos sentimos más felicies con las emociones que tienen que ver con compartir momentos agradables con nuestros seres más queridos. Por otro lado, los que tienen mayor poder económico, reconocen que tienen más preocupaciones y dificultades para sentirse feliz.
Pero por encima de todo, nosotros tenemos la clave para decidir si apostamos por tener una vida feliz o no. El cerebro desarrolla y fortalece las neuronas que más utilizamos. Si priorizamos los pensamientos negativos, generamos más actividad en la corteza derecha del cerebro; cosa que va a generar ansiedad, depresión y hostilidad hacia los demás. Por otro lado, los que generan pensamientos positivos hacia los demás y hacia la vida en general, ejercita la corteza cerebral izquierda, cosa que eleva las emociones placenteras y felices.

La salud es uno de los factores determinantes de la felicidad. Cuando nos sentimos bien, nos vemos fuertes y sanos, desarrollamos más energía para hacer lo que más nos gusta. Aumentamos nuestra autoestima y más claro tenemos cuales son las actividades que mejor nos sientan y más nos aportan a nuestra realización personal. Por esta razón, y por muchas más, cuidar nuestra salud es uno de los objetivos más importantes. Y cuidarla pasa, inexorablemente, por prevenir.

En salud, prevención es lo mismo que evitar preocupaciones. Y evitar preocupaciones es decirle a nuestro cerebro que ponga su esfuerzo en procurarnos sentimientos positivos. Cuanto mayores sean estos sentimientos positivos, más cambios generaremos en nuestro cerebro.
Sí, lo sé… muy fácil de decir y más complicado de realizar. El día a día nos lo complica. Pero por esta misma razón, más razones tenemos para hacerlo. ¿Cómo?
Con una sonrisa: :-)

Cuando nos encontremos con una dificultad, paramos, respiramos, sonreimos y encaramos el problema para solucionarlo. Esto es aplicable a las discusiones, a las pérdidas, a las situaciones difíciles, a los miedos, a las inseguridades… y sino, haced la prueba. Al levantarnos, vale la pena cerrar los ojos unos momentos, respirar profundamente y sonreirnos a nosotros mismos. Visualizamos los problemas con que tendremos que lidiar durante la jornada y esbozamos otra sonrisa para generar una actitud que nos ayude a superarlos. Cuanta más conciencia tengamos durante nuestro día a día y más tiempo dediquemos a respirar ante cualquier situación, mejor vamos a resolverlo todo, mejor nos sentiremos y con más firmeza caminaremos en el camino de la felicidad; en nuestro día a día.

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