“Toda
mujer tiene potencialmente acceso al Río bajo el Río. Llega allí a través de la
meditación profunda, la danza, la escritura, la pintura, la oración, el canto,
el estudio, la imaginación activa o cualquier otra actividad que exija una
intensa alteración de la conciencia. Una mujer llega a este mundo entre los
mundos a través del anhelo y la búsqueda de algo que entrevé por el rabillo del
ojo. Llega por medio de actos profundamente creativos, a través de la soledad
deliberada y del cultivo de cualquiera de las artes. Y, a pesar de todas estas
actividades tan bien practicadas, buena parte de lo que ocurre en este mundo
inefable sigue envuelta en el misterio, pues rompe todas las leyes físicas y
racionales que conocemos.”
Clarissa Pinkola Estés
Hay arte que va más allá de lo que podemos ver
y escuchar. A veces, solo algunas veces, sentimos una llamada que explota,
dentre de nosotros, como una subtil chispa que nos hace prestar atención en...
bien, tampoco sabemos qué. Pero nos quedamos embobados; sintiendo. Como niños
que se sienten reconfortados y expectantes ante un cuento que les cuenta un ser
muy querido; aunque lo hayan escuchado cientos de veces.
Las historias tienen este poder. El de
hacernos sentir y soñar. Por eso no nos cansamos de escucharlas. Porque, si son
buenas, siempre hay alguna cosa nueva que descubrir, ya sea en el mismo relato,
o dentro de nosotros. Este es la particularidad. Los cuentos son una
herramienta de aprendizaje muy poderosa. Nos ayudan a recordar, nos hacen
sentir, aumentan nuestra empatía, empujan nuestra creatividad, desarrollan
nuestra imaginación, nos hacen compañía, ayudan a crear comunidad y estrechan
vínculos. Nos transforman, nos ayudan a crecer, nos... supongo que no
acabaríamos nunca.
Esto se consigue porque, si un cuento está
bien construido, tiene la capacidad de hacer llegar información a los dos hemosferios cerebrales, nuestra parte más analítica y racional, a la izquierda;
y a la derecha, la más emocional. Hace de puente entre los dos, creando una
armonía que hace florecer nuevas estructuras neuronales.
Además, a nivel subconsciente, despierta
información que tenemos por ahí debajo, escondida en los sótanos de la
conciencia. Los símbolos y los mitos se cuelan por cualquier fisura que
encuentran y descienden para desenterrar viejas estructuras que nos hacen
revivir antiguos misterios. Misterios que nos conectan, directamente, con
nuestras almas.
La doctora Estés, en esta cita, habla de
mujeres. Pero no se refiere sólo a este género, no. Habla de nuestra parte
femenina que todos y cada uno de nosotros tiene en su interiror y que debemos
cuidar. Los cuentos son una muy buena herramienta para alimentar nuestra alma.
Para no olvidarla. Para vivir y crecer en armonía.
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