Friday 15 November 2013

Momentos que nos enseñan que tenemos que cambiar... Reflexiones en Pushkar, India

Hoy que la fría Tramuntana ha hecho bajar las temperaturas de verdad y el invierno ha asomado su nariz (no era muy normal ir en camiseta en noviembre), me he acordado de un rincón muy singular. Un rincón que he visitado cada vez que he ido a la India. Un lugar caluroso que cuando se pone el sol, uno siente un calor que va más allá de la propia temperatura y siente su alma abrigada.

Pushkar, en el Rajhastan, es de esos lugares, para quién no lo conozca, que tiene sus detractores y sus enamorados. No entraré en discusiones ni juicios. Voy a hablar de un rinconcillo de la ciudad que se transforma en el momento de decirle al Sol, hasta mañana.



Este pueblo está construido alrededor de un lago que los indues consideran sagrado. Y en uno de los Ghats, que queda cerca de la entrada del pueblo, a medida que el sol va desapareciendo por detrás de las colinas más cercanas, empieza a aparecer gente, tanto autóctonos como extranjeros, para ver un gran espectáculo. La naturaleza con la ayuda de los humanos, construye un rincón singular donde vivir una experiencia personal de esas que sedimenta lentamente en el fondo del corazón y la memoria.

Sentados en la terraza de un hotel, en unos sillones de caña o mimbre bastante castigados por el tiempo, mientras tomamos un buen te indio, unos músicos se sientan delante del ghat con sus tambores. Silencio sobrecogedor.

Los tonos amarillentos y claros dejan paso a los ocres y ámbares mientras las sombras van apagando la luz, y la música de los tambores empieza a sonar. Cada golpe de percusión es un acto de respeto y conciencia. Tum Tum... Estar en el aquí y ahora... Tum Tum... No hay nada más... Tum Tum... Ver la luz desaparecer... las casas blancas y de tonos pasteles que se van borrando y difuminando... Tum Tum... las siluetas de los músicos se confunden con las sombras... Es un momento muy íntimo, que aunque vayas acompañado, sientes que es tu momento, de plena conciencia.



Es de esos momentos a lo largo de cualquier viaje que sientes que tienes que cambiar cosas... que cuando vuelvas lo harás todo diferente... Es un momento que solemos pensar en las cosas que hacemos mal y que podriamos mejorar... el problema es que, normalmente, a la vuelta, la realidad que hemos construido se nos impone. Seremos capaces de cambiar esta realidad?

www.edgartarres.com


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