Cuando te encuentras caminando unos 22 kilómetros de media cada día, la comida se convierte en un momento muy especial. Bueno, a lo largo del Camino de Santiago, hay muchos momentos especiales, pero cuando el calor aprieta, las piernas duelen, y el hambre empieza a golpear el estómago, quieres la comida se vuelva una experiencia excelente.
Y esto es lo que pasó en O Ceadoiro. No tienen web, pero puedes verlos en facebook AQUÍ
Recuerdo llegar con mucha hambre, pero lo primero que pensé fue: "Tenemos que buscar otro lugar. No me gusta nada comer al lado de la carretera. Y sinceramente, esta terraza no me convence." Aunque, el Camino, como siempre es quien manda. Y como no había más restaurantes ni bares cerca, y ya eran casi las dos del mediodía, optamos por sentarnos.
Había mucha gente, y no era de extrañar.
Cuando el camarero se acercó a la mesa, todo cambió. Sus muestras de simpatía, buen humor, y mucho cachondeo, nos hizo olvidar lo cansado que estábamos, y la espera de la famosa tortilla, pasó rapidísimo.
La mejor tortilla del Camino. En ese momento, me pareció la mejor del mundo. Jugosa a más no poder, el punto crujiente de las patatas bien fritas, huevos y patatas de calidad, tal como nos lo vendieron. Pero no era lo único. No recuerdo el nombre del Chorizo (sí, tiene nombre). Y el pan, otra gran maravilla. De los postres, ni os cuento.
Después de unos meses, aún lo recuerdo con una sonrisa. Son de esos rincones singulares que llegan a tocar tu alma gracias a su buen hacer y su modo de ser.
Si estás haciendo el Camino Francés, no debes perdértelo!